Carlos García Gual (Palma de Mallorca , 1943). Catedrático de Filología Griega en varias Universidades (Granada, Barcelona, UNED, Complutense de Madrid). Ensayista, conferenciante y traductor del griego clásico. Entre sus libros destacaría Los orígenes de la novela, Primeras novelas europeas, Historia del Rey Arturo, Diccionario de mitos, Historia de la mitología, Epicuro, La secta del perro, Enigmático Edipo, Prometeo: mito y tragedia, La deriva de los héroes, La Luz de los lejanos faros, etc. Traductor de la Odisea de Homero, y de poetas líricos y tragedias y textos filosóficos ( Platón, Epicuro, Diógenes Laercio). Premio Nacional de Traducción (dos veces). Fundador y asesor de la ”Biblioteca Clásica Gredos”. Miembro de la Real Academia Española
En “Libros y héroes” quiero invitar a reflexionar sobre la importancia de las lecturas en la formación intelectual y sentimental, tomando como ejemplo mi propia experiencia. Desde la niñez he vivido entre libros, montones de libros. Dejando de lado los usados para mis estudios y clases, evocaré algunos que, desde muy pronto, marcaron e iluminaron mi mundo imaginario. Fui un niño explorador a través de una biblioteca , la de mi abuelo, que tenía de todo. Allí descubrí muy pronto a Julio Verne y a Conan Doyle, y a Walter Scott, y a Mark Twain y Stevenson, y con sus detectives y sus aventureros viajé con ellos por esos mundos y otros tiempos antes de emprender otros numerosos viajes . Años después encontré a los grandes griegos: Odisea, Ilíada y poetas y filósofos inolvidables, decisivos para otras andanzas. Siempre luego , junto a mis clásicos, he frecuentado a otros muchos y muy variados : Shakespeare y Cervantes, Stendhal, T.Mann, Chejov,Tolkien, etc. Mis mejores aventuras han sido a través de esas lecturas de historias fantásticas y en compañía de héroes estupendos. He vivido en una época en que ese tipo de héroes ya solo los he encontrado en los libros, y ahora, volviendo la vista atrás, desde las últimas vueltas del camino, aún me acompañan.
Sé que soy un lector muy disperso y siempre he leído por placer. Tal vez un mal ejemplo, pero no estoy arrepentido.