Me recuerdo desde siempre mirando, cantando y leyendo; tres pasiones que me acompañan desde que nací. Dicen que incluso antes de nacer ya me escucharon cantar en el vientre de mi madre. Aunque nací en una casa muy humilde en la que no había tiempo para cuentos ni canciones, se escuchaban todos los días historias familiares alrededor de la mesa. Una casa humilde en la que tampoco había libros, y por eso cada uno que llegaba a mis manos lo devoraba una y otra vez hasta aprenderme de memoria ilustración y texto. Eran los años setenta en La Puebla de Híjar, un pueblo de la provincia de Teruel.
Mi pasión por la Literatura infantil ha ido desarrollándose poquito a poco, sólidamente, a lo largo de toda mi vida: ejerciendo de tía, de madre y de profesora de educación infantil. Algunas librerías en las que he pasado horas y horas han sido claves. También lo ha sido la posibilidad de aprender de excelentes profesionales de la ciudad en la que vivo, Zaragoza. Y sobre todo fundamental, el trabajo codo a codo con mi compañera Pilar Gracia, como profesoras del mismo nivel de infantil durante doce años en el Colegio Parque Europa de Utebo y como coordinadoras de nuestra biblioteca escolar desde el 09/10; desarrollando un Proyecto literario de centro emocionante y vivo en el que apadrinamiento lector, talleres internivelares e intranivelares, Velada Literaria… son más que palabras, son una realidad consolidada. Este curso comencé un nuevo reto profesional, ser la directora de este literario centro.
Tengo la suerte de compartir vida con un compañero músico, experto en tradición oral, divulgador y profesor. Con él comparto el proyecto vital más interesante: una familia, que tiene la peculiaridad de tener el adjetivo de musical. Y en ella aprendo de todos y cada uno, desarrollándome en esta disciplina artística.
Todo lo que sé y lo que soy se manifiesta en todo lo que hago. Por eso el arte, la música, la expresión corporal, la literatura, la cooperación… forman parte de todas mis propuestas, también en la escuela.